miércoles, 23 de julio de 2014

Hacia la Internacionalización de las pymes



En los últimos tiempos venimos oyendo y leyendo sobre la importancia de la internacionalización de las empresas.
El principal argumento esgrimido suele ser siempre el mismo: el alarmante decrecimiento del consumo a nivel nacional nos obliga a los empresarios que todavía no hemos cerrado, a mirar al exterior. La frase es “exportaciones como fuente de crecimiento”. Pero la realidad de una inmensa mayoría de PYMES no es tanto de crecimiento, sino más bien de supervivencia. Y si no, echaremos la persiana, como hicieron casi 8.000 empresas españolas en 2012.
Es cierto que aquellos que empezaron su internacionalización sin la urgencia de los números rojos y con fondos para acometer planes con garantías, están mejor colocados. Pero las perspectivas, nada halagüeñas a corto plazo, nos hacen pensar que en todo caso debemos avanzar.

El gobierno nos empieza a hablar de datos macroeconómicos que invitan al optimismo, a la recuperación. Pero los despachos institucionales a veces están demasiado lejos de los polígonos industriales, y esa brisa fresca tardará bastante en llegar a la playa de las PYMES. Y mientras tanto, nos morimos de calor. Por eso hay que mirar hacia delante.

La reciente Ley de Emprendedores española que se ha puesto en marcha debe servir de estímulo y apoyo a la internacionalización. Aunque bien es cierto que esta y alguna otra ayuda –planes del ICEX, CDTI- no ocultan que en España las PYMES recibieron tan sólo el 2% del total de las ayudas estatales, según informa la Comisión Europea. Este porcentaje contrasta con la auténtica importancia de la PYME en España. Conforman el 99% del tejido empresarial español, y aglutinan al 75% del total de trabajadores. Uno podría pensar que la escasa magnitud de las ayudas no se corresponde con el peso de las PYMES.
Pero una empresa no debe acometer su internacionalización basándose en las ayudas que pueda obtener. Tiene que hacerlo con sus posibilidades, recursos y financiación que tiene o pueda obtener. Las ayudas públicas deben tomarse como lo que son: ayudas, estímulo. El motor ha de ser siempre el empresario. Porque cuando esa ayuda termine o desaparezca, tu plan de exportación no puede irse por el mismo sumidero.

Vaya al saco público otro dato interesante: En la Unión Europea las administraciones pagan a 29 días de media. En España a 80. Aunque recientemente España ha destinado una importante cantidad para saldar las deudas que las administraciones públicas mantienen con sus proveedores, estos impagos son de todo punto inadmisibles y más vale solventarlos tarde que nunca, porque más que ayudas a veces se diría que recibimos palos en las ruedas.

En nuestra Navarra me consta que se están haciendo grandes esfuerzos para, con unos fondos muy menguados en comparación a aquellos días de bonanza, apoyar y estimular la internacionalización mediante ayudas a la contratación o subvenciones a la internacionalización agrupada, ambas medidas de reciente resolución. Confirmo que este estímulo está sirviendo para que algunas empresas navarras ya estén exportando y debemos animar por tanto al gobierno de Navarra a seguir por ese camino.

Cruzando unos datos con otros, a la Administración Pública le debemos pedir que mejore y optimice los recursos dedicados a la internacionalización de las PYMES y que persevere en la solución de esas lacras antes comentadas.
Y para los empresarios, si me permitís un símil ahora que tantos toros y vaquillas empiezan a correr por toda Navarra: si estás en mitad de la calle, para que no te pille el toro hay que empezar a correr, no puedes quedarte parado.

NOTA: Esta entrada ha sido publicada como artículo de opinión el 08 de Julio de 2014 en DIARIO DE NAVARRA.